Las vacaciones son un momento especial del año, donde a menudo se pierden horarios y rutinas. Aunque no sea muy recomendable, se entiende que es un momento del año en el que es más difícil seguir las pautas de una buena alimentación, comer en horarios fijos y balancear las comidas. A veces toda la familia está en la playa con un bocadillo para aprovechar más las horas de sol, otras está en el coche durante medio día, y situaciones similares. Pero la vuelta al cole es un buen momento para enderezar las rutinas. Veamos algunos consejos para los niños.
El desayuno
Hay quien la llama la comida más importante del día, y la verdad no sé si es más importante que las otras, pero es imprescindible. Has pensado alguna vez en el sentido literal de la palabra? Des-ayuno. En inglés Break-fast. Es decir romper el ayuno. Los niños suelen cenar más pronto y dormir más horas, por lo que la fase de ayuno es mayor. Es fundamental desayunar, y especialmente hacerlo bien.
¿Qué es lo que no debe faltar en un buen desayuno? Tres cosas: leche, cereales y frutas. No basta comerse unas galletas con leche o unos cereales como hacen la mayoría. Hay que comer fruta también. Y variar. Un día se les da un zumo de fruta natural, otro día una pieza de fruta, otro día otro tipo de fruta, y lo mismo con la leche que se puede alternar con un yogur, y también se puede variar el tipo de cereales.
El almuerzo y la merienda
Rompo un poco el orden cronológico de las comidas del día porque me parece que el almuerzo y la merienda cumplen un propósito similar. El primero tiene que ayudar al niño a estar bien alimentado hasta la comida y la segunda lo mismo para aguantar hasta la cena. Y en ambos caso tienen que ser comidas ligeras, porque en caso contrario el niño ya no tendrá hambre cuando toque la comida fuerte, aunque la merienda es un poco más copiosa.
En el almuerzo (sobre las 11 de la mañana), lo ideal es una pieza de frutas. Y mejor no repetir la del desayuno. Para la merienda, sobre las 5 de la tarde, sería bueno aportar leche y cereales, y porque no otra ración de fruta. En cualquier caso, la bollería industrial no es nada aconsejable en ninguna de las comidas del día. Y de nuevo, hay que variar.
La comida y la cena
Todos necesitamos una alimentación equilibrada y variada, pero los niños además tienen que aprender a disfrutar de distintos sabores y texturas, por lo que tanto si vienen a comer a casa como si se quedan en el colegio, se deben privilegiar aquellos alimentos que suelen ser más conflictivos (verduras, legumbres, pescado y similares). Sería muy fácil caer en la tentación de dejar que comiesen solo pasta, patatas fritas y pollo porque es lo que más les gusta. Una buena comida tiene que tener carbohidratos, proteínas, un poco de grasa, y por supuesto verduras y frutas.
Para la cena, más de lo mismo, pero variando. Si los niños comen en el colegio, es importante tener una copia de los menús para adaptar las cenas de forma acorde. Por ejemplo, si tuvieron carne para la comida, sería bueno darles pescado por la noche, y lo mismo con los tipos de carbohidratos, las verduras, el tipo de frutas, etc.
Una buena hidratación
Además, es importante velar para la buena hidratación de los pequeños. En el momento de la vuelta al cole especialmente, ya que en España en septiembre las temperaturas pueden seguir siendo muy altas, lo que implica una mayor necesidad de líquido. Por eso es bueno que los niños tengan en sus mochilas junto con el almuerzo y la merienda algo de agua.
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