Algunas bombas calóricas que a veces desconocemos

Está bien preocuparse por comer más sano, pero a veces el desconocimiento nos lleva a ingerir alimentos pensando que nos estamos cuidando, cuando en realidad no son tan sanos como aparentan, o solamente lo son en pequeñas proporciones, según el caso. Aquí una colección de bombas calóricas con los ejemplos más habituales.

Los zumos naturales

Tomar fruta cada día es muy saludable, y una de las formas más cómoda de tomar fruta es a través de los zumos. Descarta desde el principio los zumos industriales, porque una simple mirada a la etiqueta de ingredientes te va a asustar. Tienen un montón de azúcar, y la indicación de calorías es por 100 ml, cuando un vaso pequeño normal es de 250ml.

Por eso hablo de zumos naturales, pero de nuevo, hay que tener cuidado. Para hacer un zumo de naranja, normalmente necesitas exprimir 3 frutas. Dicho de otro modo, cuando te tomas un zumo, ingieres el equivalente calórico de 3 naranjas. Por lo tanto es muy fácil consumir demasiado azúcar (en este caso fructosa), por pensar que beber un zumo natural es saludable. Lo es, pero en pequeñas proporciones. Para hidratarte bebe agua.

Las salsas

Las usamos para dar sabor a los platos, pero a menudo contienen un exceso de calorías que modifica totalmente la aportación nutricional de la comida. Los ejemplos más frecuentes son las ensaladas y las hamburguesas, aunque hay más situaciones.

El caso de las ensaladas es un clásico. Como la base suele ser una lechuga o unas verduras, es un plato que tiene apariencia de ser muy saludable y poco calórico. Pero dependiendo de lo que echamos a la preparación, el resultado cambia de forma significativa. Añadir dados de queso da mucho sabor, pero también muchas calorías. Y lo mismo pasa con la salsa, que normalmente contiene mucha grasa, sea a base de aceite o a base de nata o sus derivados.

Las hamburguesas, por el otro lado, tienen fama de ser malas para la salud, y de contener una cantidad de calorías desproporcionada. Sin embargo, si miramos los ingredientes principales: pan, carne, lechuga, tomate, no son realmente un problema. Mientras la cantidad de queso sea razonable, puede ser un plato válido. Eso sí, cuando se le echa una sala muy calórica, como suele ocurrir en las cadenas de fast food, esa comida se convierte en una bomba.

Si quieres controlar tu ingesta de calorías, procura no tener muchas salsas en tu menú, y evita especialmente la mayonesa y la nata.

Los frutos secos

Son unos alimentos buenísimos en muchos aspectos, sin embargo, a menudo la gente se olvide que deben de consumirse en proporciones razonables. El principal motivo es que los frutos secos son habitualmente versiones deshidratadas de frutas. Es decir, ocupan menos espacio porque no tienen agua, pero siguen teniendo la mayor parte de los ingredientes de la fruta original. La trampa es que su tamaño reducido nos hace comerlos en mayores proporciones que lo que haríamos con la fruta fresca, cuya agua nos saciaría rápidamente. Al comer más, ingerimos más calorías.

La comida frita

Muchas personas piensan que están comiendo sano porque el ingrediente principal que comen es sano. Por ejemplo, comer pescado se suele recomendar, porque es una fuente de proteínas muy buena, y que el pescado más graso sigue siendo menos graso que la carne más magra. Sin embargo, el pescado frito ya no es sano, por la alta cantidad de grasa que se ingiere.

Por eso es recomendable evitar la comida frita, y optar por preparaciones más sanas, que no requieran añadir grasas, como cocinar al horno, al vapor o cociendo los alimentos. A la plancha también puede ser sano, siempre que no se eche mucha grasa.

La comida “light”

Los términos “sin azúcar”, “sin azúcar añadido”, “0% de grasa”, “light” son muy habituales en los productos que encontramos en los supermercados. Sin embargo, son nombres un poco engañosos. Por ejemplo, es habitual que un producto sin grasa tenga mucho azúcar y viceversa. El problema es que muchas personas consumen esos productos pensando que van a ingerir menos calorías, y no es el caso. Para evitar cualquier sorpresa, lo recomendable es siempre mirar la etiqueta. Te aviso que te van a sorprender muchos de los alimentos supuestamente ligeros.

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