Cuando empiezas una relación con una persona, puede que tengas algunas dudas sobre si has tomado una decisión correcta, y te preguntas si esa pareja te conviene. Aquí tienes algunos indicios para saber si deberías replantearte tu relación o si vas en buen camino. Solo son ideas para que reflexiones, cada uno es responsable de sus propias decisiones.
¿Es una persona crítica?
Tener mentalidad crítica no es necesariamente algo malo. Siempre que la crítica sea constructiva. Pero hay personas que en general, o con la pareja, son bastante negativas (o exigentes), y juzgan o reprueban cada cosa. Si tu pareja se porta así contigo, puede llegar a minar tu optimismo, o hasta tu autoestima, así que ten cuidado e intenta poner un límite.
¿La relación te hace cambiar tu personalidad?
Por supuesto, estar con otra persona nos hace actuar de manera distinta. Tenemos que ajustar nuestros comportamientos, al igual que la otra persona tiene que hacer algunos esfuerzos. Pero, una cosa es adaptarse un poco, y otra es hacer unos cambios más profundos. La cuestión es que si cambias por obligación y te conviertes en algo que no refleja tu verdadera personalidad, es muy posible que acabes sufriendo las consecuencias.
¿La otra persona es dependiente o controladora?
Una relación de pareja debería ser la unión de dos personas independientes. Cada uno debe tener su espacio, además del espacio en común. Y compartir una relación no significa depender de la otra persona para tu felicidad, ni que la otra dependa de ti. Si hay dependencia, la relación difícilmente se basará en una igualdad, y a la larga es muy probable que ocurran problemas. Y si en lugar de ser dependiente, una de las dos personas es controladora, entonces el elemento de libertad y confianza, fundamental en una relación sana, también se verá afectado, dañando la relación.
¿Va muy de prisa?
La fase del enamoramiento es muy bonita, pero al mismo tiempo es bastante irracional. Lleva a los enamorados a sentir unas emociones muy intensas, que a menudo se reflejan en actos y palabras. Y eso puede hacer que una de las dos personas vaya muy de prisa, a un ritmo con el qué la otra no se sienta cómoda. Si sientes que las cosas van demasiado rápido, no dudes en comunicarlo y a pedir calma. Ambos se tienen que sentir bien, sin agobios.
¿No te da atenciones?
En ocasiones, puedes albergar grandes esperanzas en la relación, pero sentir decepción al ver que la otra persona no parece darte la atención que te esperarías. En esos casos, es posible que sea una simple diferencia de personalidad, o quizás tu pareja no sienta la relación de la misma forma que tú. Eso es mejor hablarlo con tranquilidad, y aclarar dudas. Si necesitas más atención y esa persona no te la puede dar, entonces tendrás que ver si merece la pena estar en esa relación.
¿La relación sigue principalmente los intereses de una de las personas?
El desequilibrio en una relación es un mal indicador. Cuando la relación parece beneficiar claramente a una de las partes, entonces es que algo está mal. A la larga, la persona menos favorecida desarrollará una insatisfacción que muy probablemente acabé con la pareja.
¿No quiere comprometerse?
Es un caso clásico. Estás en una relación, las cosas van bien, pero tu pareja muestra algunas señales de no querer comprometerse. Puede que directamente te haya dicho que no quiere nada serio, o puede que su comportamiento lo demuestre, porque no quiere que se os vea juntos, por ejemplo.
No tiene nada de malo tener una relación sin compromiso, siempre que ambas personas estén de acuerdo y nadie se sienta mal al respecto. Porque si una de las personas desea que las cosas cambien a algo más serio, puede estar aguantando la relación sin compromiso, dando por hecho que será algo temporal, cuando en muchos casos, no hay ninguna opción de una relación seria. En este caso, es mejor no alargar demasiado las cosas y salir de la relación para encontrar a otra persona que sí dará este compromiso.
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