Me ha parecido importante hacer una reflexión frente al gran número de información que encuentro a veces por Internet y a los comentarios que voy escuchando de vez en cuando a mi alrededor. Me parece que, a veces, en lugar de facilitar el acceso a la información veraz, Internet refuerza a las personas en sus creencias equivocadas, o directamente ofrece información falsa, lo que puede ser peligroso en materia de salud.
El razonamiento científico
En este blog, intento compartir siempre informaciones fidedignas. No pretendo ser infalible, pero procuro buscar los datos en fuentes contrastadas y de fiabilidad reconocida, como la Organización Mundial de la Salud, el Ministerio de Sanidad de España o sus equivalentes en países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra.
Porque esos organismos basan sus publicaciones en estudios contrastados, según el razonamiento científico. Para poder ser validados, los resultados de un experimento se tienen que poder repetir obteniendo los mismos resultados, y además se debe de poder acceder a toda la información sobre las condiciones de los estudios, para poder a su vez comprobar si haciendo variar alguna de las condiciones se alteran los resultados. Así avanza la ciencia, y solo así podemos tener cierta seguridad sobre la eficacia de medicamentos, procedimiento, ejercicios, etc…
En Internet hay mucha información no científica
El problema es que hoy en día tenemos acceso a mucha información que no está comprobada, o simplemente es totalmente falsa. En Internet a menudo se defienden posturas sin pruebas, o con argumentos tan poco científicos como “a mí me funciona”. Y simplemente porque a veces la medicina tradicional fracasa, o porque algún médico hace mal su trabajo, algunas personas saltan alegremente a soluciones esotéricas, sin ningún fundamento científico.
Como puede imaginar el lector yo no creo en terapias alternativas ni en lo que llaman las pseudociencias. No quiero que se me malinterprete: no tengo ninguna oposición de principio a nada. Solamente pido una cosa: si alguien pretende una cosa, que la demuestre con datos científicos, es decir que otras personas puedan contrastarlos de forma neutra. Por desgracia, eso no suele ocurrir con esas cosas alternativas.
¿Por qué tantas personas las usan entonces? Simplemente porque no somos tan racionales como pensamos. Si fuéramos racionales, nadie compraría lotería. Hay algo en nuestra psicología que nos hace pensar que somos especiales, y nos empuja a ignorar las estadísticas. De la misma forma que no hacemos caso a las 99.999 posibilidades de que no nos toque la lotería y nos centramos en la única posibilidad de que las cosas nos salga bien, a veces creemos que terapias alternativas nos van a funcionar. Y de hecho, por mera sugestión, hasta podemos creer que han funcionado. Pero creer una cosa no hace que sea verdad.
¿Por qué escribo este artículo?
Simplemente para llamar la atención a los lectores sobre la fiabilidad de la información sobre salud que pueden tener a disposición. Informarse por Internet nunca puede sustituir la opinión de un médico. Y si no le gusta su médico por alguna razón, vaya a ver a otro. Puede que un médico en concreto se equivoque, o no sepa comunicar bien con su paciente, pero eso no debe ser motivo para olvidarse de todo lo que la ciencia y la medicina han logrado para nuestra salud en el último siglo. Y lo que falta por descubrir.
¡Viva la ciencia!
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Hola buen día me pareció muy interesante tu articulo, ya que hoy en día se le da muy mal uso al Internet ya que la gente cree que solo con poner sus signos y síntomas ya les dará un diagnostico cualquier buscador, sin saber en ciencia cierta la preparación y experiencia de un medico… buen día!!!