¿Cómo saber si actúas por miedo o por voluntad propia?

El miedo hace parte de la vida, pero no siempre está presente en forma de un terror repentino e identificable. A veces, tomamos decisiones más basadas en nuestros miedos que en nuestros deseos. Por eso es importante saber identificar si tu razonamiento se basa en el temor o en lo que realmente quieres. Y no es tan fácil. Explicaciones.

Analiza tus decisiones

El paso imprescindible para identificar el miedo es la reflexión sobre tus acciones. Párate a pensar la motivación real de lo que haces. ¿Te gustaría comentar una cosa a tu jefe pero no te atreves por miedo a su reacción? ¿Te quedas en la misma relación insatisfactoria porque temes no encontrar a alguien mejor? ¿No bailas porque no quieres hacer el ridículo? ¿No viajas porque te disgusta lo desconocido?

Podría citar más y más ejemplos, pero quiero destacar una cosa: normalmente nuestra mente no nos presenta el miedo, sino una excusa. Lo más habitual es pensar que actuamos, o dejamos de actuar, por decisión propia, por gusto. Es raro que alguien te diga: “no bailo porque tengo mucho sentido del ridículo y no me gusta que la gente me mire y me juzgue”, más bien escucharás “no me gusta bailar”.

Pero si te acostumbras a analizar sinceramente tus decisiones, te darás cuenta que muchas veces la motivación real es el miedo, sobre todo cuando sientes un rechazo interno por hacer algo. Evidentemente, otras muchas veces tu decisión no tendrá que ver con el miedo, pero no es el tema del artículo.

¿Por qué es importante?

A los seres humanos nos cuesta salir de nuestra zona de confort. Somos animales de costumbres, y no siempre somos capaces de integrar fácilmente el cambio y la novedad. Salir de la zona de confort no es un objetivo en sí mismo, por supuesto, pero también es cierto que muchas veces las cosas interesantes para nuestras vidas requieren un esfuerzo, o arriesgar un poco. Y si dejamos el miedo tomar el control de nuestras decisiones, puede que nunca hagamos este cambio que tantos beneficios nos podría aportar.

Por este motivo es tan importante saber reconocer la voz del miedo en nuestro dialogo interior, para poder decidir conscientemente si le hacemos caso, o si le aportamos argumentos para contrarrestar su discurso.

Mejor no le digamos nada al jefe, no vaya a ser que se lo tome mal y luego vaya contra mí”. En un contexto de muchos despidos, o de un jefe particularmente malvado, este miedo podría tener algo de razón, pero la mayoría de las veces en realidad es un miedo a la confrontación, o incluso simplemente a expresar una opinión diferente, a pesar de que se pueda hacer de una manera muy diplomática.

Ya sé que la relación no va bien, pero también tenemos nuestros momentos bonitos, como aquella vez hace cuatro meses”. En las relaciones, nuestra mente nos pude jugar muchas malas pasadas, en especial hacernos creer que las cosas no están tan mal, o que la otra persona cambiará. Pero cuando se analiza más fríamente, a menudo la explicación es un miedo a la soledad, o a dar el paso, o a todo a la vez. Y sin embargo, no solo se está mejor solo que mal acompañado, sino que se tiene la oportunidad de conocer a alguien especial y formar una relación mucho más enriquecedora.

¿Estás preparado?

Como te conté antes, no hay un remedio mágico para saber el motivo real de tus decisiones. Tienes que analizarte lo más honestamente posible. Por ejemplo, cada noche cuando vayas a la cama, puedes repasar las decisiones que tomaste durante el día y procurar identificar si alguna pueda haberse debido al miedo. De igual forma, cuando te plantean varias opciones y te quedas pensativo, deberías incluir la búsqueda del miedo dentro de los parámetros.

Soy consciente de que todo suena muy teórico cuando lo lees así, pero si haces el esfuerzo, te darás mejor cuenta de lo que te estoy comentando. Y con la práctica, poco a poco detectarás mejor las intervenciones de tus miedos. Como siempre, con una información más completa y más fiable, se toman mejores decisiones. ¿Te apuntas?

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