Hace par de semanas el Ministerio de Sanidad presentó su proyecto de Nutriscore, un sistema de etiquetado frontal para indicar si un alimento es sano, con un gráfico que va del verde al rojo. La idea es mejorar la información de los consumidores en el momento de la compra de los alimentos, para que de esa manera puedan elegir las opciones más sanas. El anuncio ha suscitado algo de polémica. Veamos el objetivo del proyecto, como funcionará concretamente el etiquetado, y los límites de la iniciativa, con las críticas asociadas.
El problemón de España con el sobrepeso
España tiene un problema de salud importante con la obesidad y el sobrepeso. Según un informe del año pasado, un 53% de los adultos y un 26% de los niños tienen un peso mayor al recomendable. Cuando uno de cada dos adultos tiene un peso excesivo y uno de cada cuatro niños, se puede hablar de un problema de salud generalizado y grave. Más aún, un 17% de los adultos y un 14% de los niños son obesos.
El sobrepeso y la obesidad se relacionan con muchas enfermedades. Unas tasas tan altas de sobrepeso y obesidad infantil auguran que el porcentaje de adultos obesos seguirá aumentando (la tasa se ha duplicado en 20 años). Está claro que se necesitan medidas urgentes y contundentes para tratar el problema.
¿Cuál es el objetivo del Nutriscore?
Ya hemos comentado en el blog que para bajar de peso hay dos factores importantes: el ejercicio y una alimentación adecuada, destacando que aunque los dos elementos son fundamentales, la clave para la reducción de peso se sitúa en una buena alimentación (simplemente porque hay un límite físico a la cantidad de calorías que se pueden gastar con el ejercicio, y ese límite es muy inferior a la cantidad de calorías que alguien puede ingerir si come mal).
El etiquetado Nutriscore se inscribe en la estrategia del Ministerio de Sanidad para luchar contra la obesidad, centrándose en la alimentación y las bebidas. La idea es que si se informa mejor a los consumidores de lo que contienen los alimentos, cambiarán sus patrones de compra y pasarán a consumir productos más sanos.
¿Cómo funcionará el etiquetado?
El código Nutriscore consiste en un gráfico con coloración gradual del verde al rojo en cinco niveles al estilo de un semáforo, con cinco letras que van desde la A (más saludable) hasta la F (menos saludable). Cada producto destacará el color que le corresponda en función de su contenido en azúcares, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas. Los colores verdes identificarán los alimentos más saludables y los rojos, los de menor calidad nutricional.
Recuerda mucho a la calificación energética de los electrodomésticos, o al certificado energético de las viviendas. La idea es que el consumidor pueda identificar inmediatamente los productos sanos (verdes) de los que no lo son (rojos).
Los límites del sistema y las dudas asociadas
Como hemos visto en el párrafo anterior, la valoración se hace usando seis criterios (azúcares, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas), pero solo hay una nota al final, por lo que uno de los problemas es que puede ser un código que simplifique demasiado las cosas, llevando a conclusiones equivocadas. Uno de los ejemplos de ello, que suscitó polémica, es que aplicando este criterio, el aceite de oliva tendría una “D” mientras la Coca Cola Cero tendría una “B”.
Evidentemente, es una comparación absurda. Nadie va a beberse 33cl de aceite de oliva, pero puede llevar a la conclusión de que la Coca Cola Cero es un producto más sano que el aceite de oliva. Por supuesto, un uso racional de este etiquetado es comparar alimentos de la misma categoría: por ejemplo bebidas refrescantes entre ellas, o aceites entre ellos. Y tampoco está mal saber que el aceite de oliva es muy calórico, y que hay que usarlo en proporciones pequeñas para una alimentación sana. Que el aceite de oliva sea un aceite considerado como sano no significa que se deba abusar de su consumo.
Otra crítica, más preocupante, viene por parte de los profesionales del sector, en particular FESNAD, que ha comunicado recientemente que NutriScore no cuenta con el aval de las sociedades científicas del sector alimentario en España ni con una evidencia científica suficiente para demostrar su eficacia. Se lamentan de que el Ministerio no haya tomado en cuenta la opinión de las sociedades científicas y piden un plan más integral para luchar contra la obesidad, y que no se limite a un etiquetado nuevo. Argumentan que falta mucha educación respecto a la alimentación.
Mi opinión personal
Personalmente, creo que ya hoy en día existe una información suficiente para saber si un alimento es calórico o no, si tiene mucho azúcar, mucha sal o grasas saturadas. Basta mirar la etiqueta nutricional. Me parece que poner unos colores para alertar a los consumidores es una medida que infantiliza un poco a la población. Dicho eso, creo que la situación sanitaria es tal que es importante tomar medidas. Tengo mis dudas sobre este sistema de etiquetado, pero si puede conseguir que las personas reciban más información sobre lo poco sanos que son algunos alimentos, entonces merece la pena intentarlo.
Veo complicado medir el impacto, pero por ejemplo se podría hacer estudios sobre el volumen de venta de algunos productos antes y después del etiquetado, y tras un tiempo con el nuevo código de color. Así se podrá ver la evolución del comportamiento de los compradores, o si al contrario no hay cambiado para nada.
En los paquetes de cigarrillos hay fotos muy desagradables y el mensaje “Fumar mata” muy visible, y sin embargo la gente sigue fumando. Lo que quiero decir, es que quizás el problema no sea que la gente no está informada de que algunos alimentos no son sanos y deberían dejar de consumirse, o comerse en pequeñas cantidades. Quizás la gente lo sepa y simplemente pasa del tema.
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