Los grandes progresos en medicina y en la calidad de vida han permitido que la esperanza haya crecido mucho en las últimas décadas. Muchas personas llegan a los ochenta o noventa años en un estado de salud relativamente bueno. Pero, aun así, con el paso de los años a una persona mayor se le hacen cada vez más complicadas algunas tareas cotidianas. ¿Qué hacer con un anciano que ya no puede vivir solo? Hay muchas opciones, y es importante valorar cada una de ellas, porque la situación personal influye mucho sobre la decisión final.
¿Cuáles son las principales opciones para ayudar a un anciano?
Vamos a valorar las cuatro elecciones que se pueden hacer para ayudar a un anciano que ya no puede vivir solo. Las iré desarrollando en el resto del artículo.
- Que la propia familia se involucre más en el cuidado de la persona mayor, y vaya a visitarla cada día a su casa, para ayudarla con las cosas más complicadas.
- Buscar una residencia, no sin antes haberse informado muy bien, repasando los principales consejos para elegir la residencia más adecuada, y analizando costes y servicios, entre otras cosas.
- Buscar algún servicio de cuidado de ancianos, con una persona que vaya cada día a cuidar al anciano en su vivienda.
- Que los familiares acojan a la persona mayor en su casa, para poder tenerla cerca y poder ayudarla cada vez que lo necesite.
¿Qué hacer con una persona mayor que ya no puede vivir sola?
Más visitas de los familiares
Lo hijos, nietos o sobrinos de los ancianos son los que normalmente más se preocupan por sus familiares. También son los primeros que se dan cuenta de que un anciano ya no puede vivir solo, y se preguntan qué hacer. Pero la pérdida de independencia raramente es brusca. Normalmente, las personas mayores van perdiendo algunas facultades físicas o cognitivas poco a poco.
Eso implica que, al principio, la ayuda que necesitan es pequeña. Los familiares pueden facilitar que el anciano siga en su casa, yendo a verle regularmente, y ayudando con algunas tareas. Por ejemplo, haciendo la compra semanal, ayudando a algunas tareas de limpieza en la casa, y, en general, evitando que la persona mayor haga esfuerzos físicos poco compatibles con su estado general.
Las visitas de familiares también aportan un aspecto social, muy positivo al nivel psicológico. Si además se realizan algunos juegos o actividades que requieran pensar un poquito, se ayuda a frenar cualquier deterioro cognitivo.
La opción de la residencia para un anciano que ya no puede vivir solo
En las residencias conviven personas con situaciones muy diferentes. Algunas ni son tan mayores, ni tienen problemas de dependencia. Optan por este tipo de establecimiento para acceder a sus servicios de atención y también para socializar con otras personas.
La ventaja de las residencias es que disponen de un personal especializado y servicios médicos, que permiten asegurar que los ancianos dispongan de la atención necesaria. Ya no tienen porque prepararse la comida, hay actividades, chequeos médicos, y en caso de tener problemas de dependencia más graves, cuentan con la atención adecuada.
A diferencia de algunas viviendas, que no están nada adaptadas, y tienen barreras arquitectónicas, o simplemente no disponen de ascensor, las residencias están diseñadas para atender a las personas mayores.
Los servicios de cuidado de ancianos
Muchas personas mayores quieren seguir viviendo en sus hogares, y es algo perfectamente comprensible. Sin embargo, en ocasiones la ayuda que necesitan supera lo que puede brindar la familia. O, simplemente, viven en otra ciudad, por lo que los familiares no les pueden atender.
Para eso, una solución interesante es el cuidado de ancianos. Es una opción modulable, que va de tener a alguien para preparar las comidas y hacer la limpieza, a servicios mucho más completos, con profesionales dedicados que atienden a la persona mayor en todas sus necesidades diarias.
Acoger a la persona mayor en casa
Si hay una cosa muy característica en España, es que es todavía muy habitual que las personas mayores vivan con sus hijos o nietos. Es un formato más tradicional, que tiene sus ventajas, especialmente desde el punto de vista emocional.
Al nivel práctico, si el anciano no es muy dependiente, puede estar muy bien. Pero, cuando requiere más cuidados, la carga para la familia se puede hacer pesada. Y con el elemento añadido de que va generándose un sentimiento de culpa respecto a otra solución como la residencia. Muchas veces, las familias aguantan mucho tiempo en situaciones insostenibles porque sienten que su responsabilidad y obligación es cuidar de sus mayores. Y está claro que es difícil ser totalmente objetivo en un tema tan emocional.
Dicho eso, convivir con la persona mayor es una buena solución, y una alternativa a tener un servicio de cuidado a su domicilio. También es una opción económica, aunque requiere mucha dedicación, disponibilidad, y esfuerzos por parte de los familiares.
¿Cómo hacer que un anciano se de cuenta de que ya no puede vivir solo?
A veces es complicado convencer a una persona mayor de que necesita ayuda. El miedo a la dependencia es algo que todos tenemos, y que a veces nos hace negar la realidad. Probablemente, la mejor estrategia sea ir introduciendo cambios graduales.
En una primera fase, los familiares pueden ayudar a la persona anciana a hacer la compra, preparar la comida o limpiar la casa.
Más adelante, pueden sugerir que esas tareas las haga una tercera persona, que así se va involucrando poco a poco con el anciano. Se crea un vínculo de confianza, y cuando son necesarios más cuidados, es más fácil introducirlos.
En cualquier caso, para todos esos cambios hay que tener mucha psicología, cariño, paciencia y empatía. Si la persona mayor entiende que se actúa por su bienestar, todo es mucho más fácil. Y para tener un envejecimiento saludable, hay que encontrar la solución idónea en cada caso. No valen generalidades.