En un reciente informe, la Organización Mundial de la Salud avisa que la resistencia a los antibióticos ha dejado de ser una preocupación de futuro para convertirse en un problema real y cada vez más acuciante. Para muchas enfermedades, los antibióticos de último recurso ya no funcionan en un número cada vez más grande de casos. ¿El motivo? En gran parte el mal uso de esos medicamentos. Todavía se pueden hacer algo pero hay que actuar enseguida.
¿Por qué crece la resistencia a los antibióticos?
Es un principio muy sencillo, basado en la Teoría de la Evolución. Al principio, los antibióticos eran muy eficaces, y mataban a las bacterias en la inmensa mayoría de los casos. Pero en un porcentaje muy pequeño, no funcionaba, ya que unas bacterias habían mutado y eran inmunes al tratamiento.
Supongamos que al principio 1 de cada 10.000 bacterias era inmune. A medida que fueron pasando los años, los antibióticos mataron a cada vez más bacterias descendientes de las originales, mientras las otras, protegidas por su mutación, cogían parte del espacio dejado vacío. Si los antibióticos matan sistemáticamente a las bacterias originales, al final solo quedan las mutantes, aquellas que resisten al medicamento, y que se pueden reproducir sin control.
Por lo tanto, está en nuestro interés el procurar mantener la población bacteriana vulnerable a lo antibióticos, haciendo un uso razonable de los medicamentos, es decir solamente cuando esas bacterias han causado una infección que requiere tratamiento.
Un antibiótico no puede nada contra un virus
El gran problema es que muchas personas no tienen ni idea de para que sirve un antibiótico. Lo piden a su médico o usan el sobrante de otra enfermedad en casa para luchar contra infecciones víricas, cuando no sirve absolutamente para nada. Los antibióticos matan bacterias. Un virus lo matan tus anticuerpos, que pueden ser ayudados con algunas medicinas que refuerzan tus defensas, pero por lo general solo puedes esperar a que tu cuerpo gane la batalla, y reducir síntomas, o protegerte de antemano con una vacuna.
En otras palabras: resfriado, gripe o sinusitis no se curan con antibióticos.
En España, el uso inadecuado de antibióticos es terrorífico
Un interesante artículo en ABC destacaba como en España, más de un 85% del consumo de antibióticos es extrahospitalario y de éste una gran parte lo ocupa el tratamiento de las infecciones respiratorias tanto en niños como en adultos. Peor aun, alrededor de un 30% del consumo de antibióticos en España se realiza sin que el tratamiento haya sido indicado por el médico. También se dan muchos casos donde es el paciente quien exige al médico que recete este tipo de medicamentos, especialmente en casos de infecciones respiratorias de niños.
En otros países, especialmente en el norte de Europa, se usan los antibióticos con mucho cuidado, y solamente cuando se ha descartado que se pueda tratar de un virus, y las consecuencias de las diferentes políticas se están notando. En España, la resistencia a los antibióticos es mucho más elevada que en otros países a causa de su mal uso.
Tampoco se descubren nuevos medicamentos
Quizás algún lector pueda desechar la preocupación diciendo: ya estamos otra vez con el cuento de la pandemia, al final no pasará nada. Encontrarán nuevos medicamentos y las cepas resistentes también se podrán combatir. Pero el caso es que no se han hecho descubrimientos significativos en el campo de los antibióticos desde hace años. En otras palabras, es muy poco probable que vayamos a disponer de nuevas armas, y tenemos que conformarnos con los antibióticos que ya tenemos.
El informe de la OMS
Cuando la Organización Mundial de la Salud lanza la voz de alarma, deberíamos preocuparnos en serio. En su último informe sobre el tema el organismo es contundente: “La resistencia es ya una gran amenaza para la salud pública”. En un artículo del diario inglés The Independent, un experto avisaba hace poco que la resistencia a los antibióticos nos llevaría de vuelta a lo que ocurría 100 años atrás, cuando las personas morían de neumonía o hacía falta amputar un miembro para evitar la propagación de ciertas infecciones.
Según la OMS, bacterias responsables de la neumonía y de las septicemias, de la gonorrea, algunos estafilococos o el E.Coli ya son resistentes en proporciones muy alarmantes.
¿Qué se puede hacer?
Por suerte, algunas cosas han evolucionado respecto a hace un siglo, especialmente en el tema de la higiene. También sabemos que la mejor forma de luchar contra la resistencia es hacer un uso razonable de los antibióticos, por lo que está en nuestras manos frenar la progresión de las cepas resistentes.
Estas son las recomendaciones de la OMS al respecto:
- Las personas pueden contribuir:
– utilizando los antibióticos únicamente cuando los haya prescrito un médico;
– completando el tratamiento prescrito, aunque ya se sientan mejor;
– no dándole sus antibióticos a otras personas ni utilizando los que les hayan sobrado de prescripciones anteriores.
- Los profesionales sanitarios y los farmacéuticos pueden contribuir:
– mejorando la prevención y el control de las infecciones;
– prescribiendo y dispensando antibióticos solo cuando sean verdaderamente necesarios;
– prescribiendo y dispensando los antibióticos adecuados para tratar la enfermedad en cuestión.
- Los planificadores de políticas pueden contribuir:
– reforzando el seguimiento de la resistencia y la capacidad de laboratorio;
– regulando y fomentando el uso apropiado de los medicamentos.
- Los planificadores de políticas y la industria pueden contribuir:
– fomentando la innovación y la investigación y desarrollo de nuevos instrumentos;
– promoviendo la cooperación y el intercambio de información entre todas las partes interesadas.
En otras palabras:
- Actitud razonable de parte de pacientes y médicos
- Comunicación y control por parte de los poderes públicos
- Investigación en nuevos antibióticos
A esos consejos habría que añadir unos comunicados por Semfyc, en particular el hecho de vacunarse (para evitar contagiarse de virus, y por lo tanto de tener la tentación de usar erróneamente un antibiótico) y cuidar al máximo la higiene para evitar la transmisión de enfermedades.
A todo esto yo añadiría un último consejo: cada vez que puedas, explícales a la gente que usar un antibiótico para un catarro equivale a no tener posibilidad de curación cuando de verdad los necesites. Explícales la diferencia entre virus y bacteria, y si puedes, comparte con ellos este artículo u otro sobre el tema. Todo lo que podamos hacer para frenar esa peligrosa incultura es poco. Es urgente.
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Me pareció muy interesante este artículo sobre los antibióticos por que en mi caso he hecho resistencia a ellos y además me hice alérgica a varios también ya que me los recetaban muy seguido y por cosas tan sencillas como gripas que como dicen en el blog, al ser enfermedades virales ni siquiera es necesario usarlos.
Lo que he probado ahora son cosas naturales como propoleo o vacunas y medicinas que han reforzado mi sistema inmunológico y claro acompañando todo con una muy buena alimentación he logrado enfermarme menos.
Y no sólo yo he tenido problemas, mi hijo se enfermaba mucho y para todo le recetaban antibioticos y ahora ha tenido efectos secundarios por ello también.
Los antibióticos además afectan la flora intestinal y al menos en México cada día son más caros estos medicamentos y creo que ya hasta se ha vuelto un negocio redondo para laboratorios y farmacias.
Por eso concuerdo con ustedes en el uso razonable de antibióticos
Gracias por su artículo y muchos saludos! 🙂
Yo no defiendo el uso de “cosas naturales”, creo que lo único que funciona es lo que ha demostrado científicamente su eficacia (con estudios clínicos contrastados). Los antibióticos han salvado muchas vidas, y lo siguen haciendo, pero tenemos que usarlos con más cuidado si no queremos que dejen de ser eficaces.