Prevención del cáncer: recomendaciones de la OMS

prevención del cáncer

¿Sabías que el cáncer es la principal causa de muerte en todo el mundo? Según la Organización Mundial de la Salud, es responsable de alrededor del 15% de los fallecimientos al nivel mundial. Lo que es a la vez triste y esperanzador es que gran parte de lo que causa el cáncer es fácilmente evitable.  Se puede hacer con hábitos más saludables o con una detección temprana. Por eso, hoy vamos a hablar de la prevención del cáncer. Que sepas que el tabaco es el factor principal en un 22% de las muertes por cáncer e incluso del 71% de los cánceres de pulmón, a su vez los más frecuentes.

Un poco de estadísticas sobre el cáncer antes de hablar de prevención

No es muy agradable hablar de número de muertos, pero en 2020 y según la OMS, 10 millones de defunciones fueron causadas por el cáncer. Dentro de este total, los casos más frecuentes son el cáncer pulmonar (1,8 millones), el colorrectal (916 mil), el gástrico (769 mil), el hepático (830 mil), el mamario (685 mil) y el cervicouterino (342 mil).

Hay algunas diferencias entre los países más desarrollados y los más pobres. En regla general, en todo el mundo las principales causas son el consumo de tabaco y alcohol, la dieta malsana y la inactividad física. Por otra parte, en los países más pobres sufren más específicamente de las consecuencias de virus como el papiloma humano.

¿Qué es el cáncer?

Se trata de la transformación de una célula normal en tumoral. Es un proceso de varias fases, que suele ir de una lesión precancerosa a un tumor maligno. Las células cancerosas se multiplican de forma autónoma, fuera del proceso habitual de reproducción de las células del organismo. En fases más avanzadas, llegan a colonizar órganos distintos al de origen (metástasis). Si no se trata, la reproducción sin control de esas células acaba invadiendo los tejidos de órganos vitales y provocando la muerte.

¿Qué hace que una célula sana se vuelva cancerosa?

El cáncer es una enfermedad multifactorial, en la cual intervienen tanto la genética como la exposición a agentes carcinógenos, el envejecimiento y el mal funcionamiento del organismo provocado por la mala dieta o la inactividad. La OMS destaca que el envejecimiento juega un papel por dos motivos: la acumulación durante largos periodos de tiempo de exposición a factores de riesgo y una menor eficiencia del organismo en la reproducción celular.

Los agentes carcinógenos son de tres tipos: físicos (radiaciones), químicos (humo de tabaco, contaminación ambiental, algunos componentes que se puedan encontrar en la comida o el agua) y biológicos (virus, bacterias, parásitos).

¿Cómo hacer una buena prevención del cáncer?

Básicamente, para evitar mayores problemas existen dos ejes de actuación, que son los que normalmente aplican los gobiernos de países desarrollados en su política sanitaria. Por un lado evitar la exposición de su población a los carcinógenos, y fomentar hábitos de vida más saludables. Por el otro, hace falta diseñar política de detección temprana de la enfermedad para erradicarla antes de que aparezca un cáncer o cuando todavía es tratable.

Prevención para no enfermar

Ya hemos visto cuales son los principales factores de riesgo para el cáncer. El componente genético no se puede cambiar, aunque quizás en un futuro la ciencia mejore tanto que se pueda lograr. Por lo tanto, la forma más eficaz de reducir el riesgo de enfermar es evitar los factores de riesgo.

Si estás fumando, ya has visto la correlación entre el cáncer de pulmón y el consumo de tabaco, por lo que ya puedes ponerte en serio a pensar como vas a dejarlo.

El consumo excesivo de alcohol está muy relacionado con el cáncer de hígado, por lo que bajando significativamente tu ingesta, bajarás el riesgo. Para un hombre, más de 30 gramos de alcohol al día son perjudiciales, para una mujer el umbral son 20 gramos. Por ejemplo, si bebes 3 copas de vino y eres hombre, ya estás bebiendo demasiado. Puedes usar la calcoholadora para saber más.

De forma más general, la mala dieta y la falta de ejercicio también son factores de riesgo, por lo que los consejos que te hemos dado aquí para comer sano o aprender a correr también te sirven para tener menos probabilidad de padecer un cáncer.

Hay más factores. Es obvio que si vives lejos de la contaminación (sea de la ciudad o de la industria), también reduces riesgos. Y por desgracia todavía falta mucho para que estemos seguro de que lo que comemos no contiene elementos peligrosos.

La exposición al sol y a rayos uva también es perjudicial, por lo que no olvides proteger tu piel y no excederte.

Detección temprana

No basta con cuidarse. Con ello tan solo rebajamos parte del riesgo. La otra parte importante es participar a los programas de detección existentes. El ciudadano no puede confiar ciegamente en las políticas de los gobiernos o las empresas, es frecuente que haya ineficiencias, por lo que hay que tomar el control de su salud y preguntar al médico por las posibilidades.

El cáncer colorrectal y el gástrico se pueden detectar gracias a una simple prueba llamada “sangre oculta en heces”. Es una prueba barata y es recomendable hacerla después de los 50 años. En caso de detectar sangre, se podrá ver por endoscopia cual es la causa, y tratarla. Por ejemplo, el cáncer de colón se suele iniciar por un pólipo que va creciendo y degenerándose. Extirpándolo y realizando controles periódicos, se puede evitar este cáncer.
La prevención del cáncer de mama es probablemente el ejemplo más conocido. A una edad variable según los países (alrededor de los 45 años), las mujeres pueden realizar una mamografía que detectará cualquier problema en una fase temprana, permitiendo evitar que la enfermedad progrese y se convierta en un riesgo para la supervivencia.

También es conocido el test del cáncer de próstata, gracias a un indicador presente en la sangre, y cuya variación suele implicar la existencia de un tumor.

Aunque no sea realmente una detección temprana sino más bien una medida de prevención, la vacuna contra el virus del papiloma humano entre las jóvenes permite reducir el riesgo de cáncer cervicouterino.

Hay más programas de detección. Cada día la medicina progresa, y seguramente en el futuro saldrán más pruebas que permitan detectar a tiempo las células cancerosas o con riesgo de transformarse. Por eso es importante mantener un diálogo con el médico de cabecera para asegurarse de lo aconsejable en función de la edad, de los hábitos o de la historia familiar.

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