El síndrome de abstinencia es uno de los males más presentes en la sociedad actual. Algo que nace de aquellas sustancias que, por un motivo o por otro, nos generan cierta adicción. Lo hemos visto con casos como el tabaco o el alcohol, y vamos a profundizar en él para entender perfectamente en qué consiste, cómo se trata y, por supuesto, cuál es la mejor forma de tratarlo.
Qué es el síndrome de abstinencia
El síndrome de abstinencia o SA es lo que en muchos lugares se denomina como “tener mono”. Se atribuye al conjunto de reacciones físicas y psicológicas que aparecen en una persona cuando deja de consumir una sustancia a la que es adicta. Generalmente suele suceder con el consumo de sustancias ilegales como drogas en general o incluso con sustancia legales como el alcohol.
No obstante, también puede aparecer en otros casos bastante diferentes. El fondo del síndrome de abstinencia es que siempre está vinculado a sustancias que, de una forma u otra, generan adicción. Cuando se es adicto, intentar detener dicha adicción siempre provoca este “mono” que tantos problemas puede traer. Y es que no solo afecta a la persona en cuestión, también suele afectar a todas aquellas cercanas o que la rodean a diario.
Cabe destacar también que el síndrome de abstinencia no se considera una enfermedad, sino más bien como una condición que puede alterar la salud de cualquier persona que lo padezca. Desafortunadamente, suele ser un paso obligatorio cuando se intenta eliminar cualquier tipo de adicción. De hecho, puede verse con bastante frecuencia en las personas adictas al tabaco cuando intentan dejarlo.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas varían en función de la sustancia en cuestión. Gracias a esto, también es cierto que se puede deducir la sustancia observando a la persona afectada.
Por ejemplo, aquellas personas que tienen síndrome de abstinencia por consumo de alcohol suelen sufrir temblores, escalofríos, deshidratación, debilidad y hasta náuseas o cefaleas, todo esto siempre acompañado del afán por volver a consumirlo. A esto también podemos sumar los síntomas que aparecen en los adictos a los narcóticos: lagrimeo, sudoración, respiración acelerada, flujo nasal, aceleración del pulso, fiebres, piel de gallina y hasta hiperactividad.
Son dos de los casos más frecuentes, aunque por supuesto también hay que hablar de los síntomas de los adictos a la nicotina, o lo que es lo mismo, al tabaco. En estos casos, lo que suele aparecer es una irritabilidad muy elevada, acompañada del enorme deseo de fumar, repentinos cambios de humor bruscos, sueño, insomnio, aumento de peso o hasta la dificultad para concentrarse. El abanico es bastante amplio en este caso.
Estos son los síntomas que aparecen en las adicciones más habituales. Podríamos hablar también del síndrome de abstinencia por la cafeína, que puede producir dolores de cabeza y somnolencia; o del causado por las anfetaminas. Hay tantas sustancias que generan adicción que conocer todos los síntomas vinculados a todas ellas es bastante difícil. Por eso es aconsejable siempre acudir a especialistas.
Todas sus fases
Las fases del síndrome de abstinencia son cuatro, unidas al proceso de recuperación. La primera es el síndrome de abstinencia puro y duro, el que dura hasta 2 semanas después de la retirada del consumo. Ahí aparecen los síntomas vistos más arriba y, además, suele ser la peor fase de todas.
Después viene la segunda fase, la de abstinencia temprana o luna de miel. La persona empieza a sentir bienestar al pensar que sus problemas han desaparecido, durante un tiempo de entre 4 y 6 semanas. El problema aquí es que el paciente puede pensar que todo está solucionado y no necesita seguir su tratamiento debido a ese excesivo optimismo que tiene.
Después viene la tercera fase o de abstinencia prolongada. Puede durar hasta 4 meses y, en ella, suele surgir la apatía y la baja energía. Muchas veces se interpreta como un paso atrás, y ciertamente suele ser uno de los pasos más duros de todos. Si se logra superar esta etapa, ya se está en la adaptación a la vida normal, ya no hay abstinencia física.
Cómo solucionar el síndrome de abstinencia
La mejor forma de solucionar el síndrome de abstinencia es acudiendo a profesionales como los que puedes encontrar en esta clínica de desintoxicación. Solo ellos conocen los mejores métodos y tratamientos para garantizar una recuperación absoluta y el abandono total de la adicción. Olvida cualquier invento o supuesto truco que ayude, este personal está especializado en la materia y sabe perfectamente qué hacer y cómo hacerlo.
Desde medicamentos hasta tiempos, control de síntomas y el perfecto apoyo tanto físico como psicológico para evitar que la persona recaiga en algo que quiere o debe abandonar. Su labor es más que destacable porque siempre lo consiguen, cambiando y mejorando por completo la vida de las personas que acuden a ellos.
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