La sensación de bienestar tiene mucho que ver con estar relajado. El estrés, las preocupaciones, la sensación de falta de tiempo, el dolor o molestias generales pueden ser minimizados por técnicas que permiten focalizar nuestra atención sobre otras cosas y disfrutar de una mayor sensación de bienestar. Por eso empiezo hoy un repaso a diversos métodos, empezando por la meditación y los ejercicios de respiración. Esas técnicas de relajación no son complicadas, así que te invito a probarlas.
La meditación y la relajación parecen fáciles, pero necesitan técnicas…
¿Has probado alguna vez dejar de pensar? Sí, me refiero a intentar poner la mente en blanco. Es muy difícil, por no decir imposible. Pero con la meditación te puedes acercar al objetivo, mediante una herramienta sencilla: la concentración. Vas a necesitar algunas técnicas, y te voy a enseñar algunos trucos.
Prueba por ejemplo durante unos minutos el siguiente ejercicio. Te sientes cómodamente en una silla o un sillón, con los dos pies en el suelo. Cierras los ojos y te concentras repitiendo una y otra vez una idea positiva. Pueden ser afirmaciones como “me siento relajado”, “hoy va a ser un gran día”, o lo que te apetezca. Puedes repetir esa frase en voz alta o simplemente mentalmente, como mejor te funcione, y según el lugar en el cual te encuentres, naturalmente. Ahora pon una mano en tu abdomen y procura sincronizar tu respiración con la formulación de la frase.
Tu objetivo es no dejar que pensamientos ajenos vengan a perturbar tu quietud del momento. Puede ser muy difícil, especialmente si estás muy estresado y preocupado por una cosa en particular, pero si te centras en la frase y en sentir la situación, conseguirás vivir un momento de relajación.
Técnicas de respiración
Es impresionante como una cosa tan básica como respirar hondo puede tener unos resultados tan notables. Está demostrado que los ejercicios de respiración permiten disminuir significativamente el estrés. Facilitan que ralentices tu ritmo cardíaco y que baje tu presión sanguínea.
La idea es respirar hondo y lentamente. La postura que describíamos antes para la meditación, es decir sentarse cómodamente con los pies en el suelo, también es muy adecuada para este tipo de ejercicio. Pero también lo puedes hacer de otras formas, por ejemplo cuando estás en la cama y te cuesta coger el sueño.
Esta vez, en lugar de focalizar tu mente sobre una frase positiva, vas a procurar concentrarte en todo el proceso físico de respiración. Por ejemplo, puedes fijarte en los movimientos de tu abdomen a medida que vas inhalando aire o expulsándolo. Puedes procurar experimentar como fluye el aire a través de tu boca o tu nariz. Intenta seguir todo el recorrido, imaginando el camino del aire y sintiendo los órganos que participan en el proceso.
De vez en cuando, puedes concentrarte en otras sensaciones corporales. Por ejemplo, sentir el contacto de tus pies en el suelo o el apoyo de tu espalda en el respaldo de la silla… y así con un poco de práctica podrás ahuyentar los pensamientos que no dejan de acechar nunca nuestras mentes.
Dedica unos minutos cada día a esas técnicas de relajación
Si en tu vida hay mucho estrés, o tienes una preocupación importante, deberías tomarte ese tipo de técnicas de meditación y respiración muy en serio. Relajarse unos minutos cada día es muy positivo, tanto para tu salud como para tu bienestar general. Y aunque pienses que no dispones de tiempo suficiente, con unos pocos minutos diario es suficiente para sentir grandes mejoras. Puede que no estés convencido de que te pueda servir de algo, pero como tampoco te va a hacer daño, no pierdes nada en probar.
¿Hay algunas técnica de relajación aparte de las que ya he citado que crees que merecería estar en el artículo? No dudes en compartir tu opinión. Así todos podemos aprender algo más.
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