En el blog no suelo hablar mucho de mi experiencia personal Pero ya que hay una sección sobre como adelgazar de una manera sana, y que en las últimas semanas he perdido algo de peso, me gustaría compartirlo con los lectores. Si te preguntas si fue comiendo mejor o haciendo más ejercicio, la respuesta es la segunda opción. Te voy a contar como conseguí perder 8 kilos en 3 meses, haciendo deporte.
Un poco de perspectiva
Soy de esas personas que van variando de peso a lo largo de los años, fluctuando entre dos estados. En mi caso, ya que soy bastante alto, no se nota demasiado, aunque la variación suele ser aproximadamente de unos 10 kilos entre un extremo y el otro. Cuando soy activo y cuido un mínimo lo que como bajo hasta mi peso mínimo. Cuando vivo una larga temporada de forma sedentaria, y no cuido mi alimentación subo hasta el peso máximo. Hasta ahora no llegué nunca a tener sobrepeso, pero hay épocas en que se me nota más gordo que otras.
Variar así no es bueno
Evidentemente, esas variaciones no son buenas. Lo ideal sería mantenerme en el peso mínimo todo el rato. Porque está más cerca de mi peso ideal. Pero, en la vida real, a veces nos descuidamos, y basta con dejar de hacer ejercicio durante una temporada, o coger algunos malos hábitos de alimentación para que las cosas se tuerzan un poco. Cuando era más joven, eso no pasaba, en buena parte porque siempre era muy activo, y aunque comiese mucho, no se notaba. Ahora, como soy menos activo, tengo que tener más cuidado.
Cuento eso porque soy el primero en reconocer que tener un estilo de vida saludable no es tan fácil como a veces se plantea. De hecho, creo que el deporte es un factor fundamental. Si dejas de ser activo, no solo pierdes el gasto energético, sino que dejas de preocuparte por no estar en forma, porque no tienes la oportunidad de medir tu estado físico. Pero, volviendo al tema, lo que quiero decir es que aunque no sea fácil, es necesario, y se puede.
El día que me apunté al gimnasio
Durante años, escuche personas que me intentaban convencer de que me apuntase a un gimnasio, y durante años rechacé la idea. No me gustaba imaginarme encerrado en una sala a hacer deporte, cuando se puede ir a correr al parque, pasear en bici, jugar un partido de tenis, etc.
Pero donde fallaba mi razonamiento es que en realidad, no tenía constancia para hacer esas otras actividades deportivas. Correr en el parque a veces me aburre mucho, incluso con música. Ir en bici implica sacar la bici a la calle, y aunque no cuesta tanto esfuerzo, es una barrera psicológica que impide que lo haga tan a menudo. Y para un partido de tenis, pádel o bádminton dependes de amigos que no siempre están disponibles. Entonces, iba a correr un día, pasaban dos semanas y salía con la bici, y así sucesivamente. Era una actividad física totalmente insuficiente.
Entonces, un día, finalmente me apunté al gimnasio.
Sesiones de cardio varias veces a la semana
Si te soy sincero, no pensaba que iba a durar en el gimnasio, pero me obligué a ir al menos durante un mes, y con el objetivo de ir 5 veces a la semana, aunque muchas veces solo iba 4. Muy rápidamente, me decanté por las máquinas de cardio (cinta, elíptica y bici), y poco a poco llegué a mi ritmo actual, que es una sesión de 40 minutos donde quemo aproximadamente unas 600 calorías. Lo que a mí me va bien es poner bastante resistencia y no ir demasiado rápido.
Resultados después de tres meses
Después de un mes de gimnasio, empecé a notar que había bajado de peso, pero no se notaba tanto como imaginaba. Sin embargo, esa tendencia me motivó para seguir, y al tercer mes, había perdido el exceso de peso y estaba de nuevo con mi peso mínimo. Además, intento evitar comer mal, aunque no siempre cumplo esa parte.
Y luego se produce el milagro: esas sesiones de deporte que tanto odias durante varias semanas se hacen cada vez más fáciles y necesarias. Ya no te molesta tanto ir, porque cuando vuelves te sientes bien y porque ves que tu estado físico es bueno y va incluso mejorando.
¿Y qué pasó después?
Escribí este artículo a los pocos meses de ir al gimnasio. Concretamente, cuando había perdido 8 kilos tras 3 meses de actividad física regular. Pero, quizás un lector suspicaz se haya preguntado lo que ocurrió después de esos pocos meses. Lo cierto es que seguí. Estuve dos años y medio yendo entre 3 y 5 veces a la semana al gimnasio. Hasta que llegó la pandemia. Mantuve el mismo peso durante esos años.
Ahora he vuelto a una vida más sedentaria, pero estoy contemplando volver al gimnasio. No solo por la salud, sino también por lo placentero que es estar más en forma.
Artículos relacionados